El viaje por la Puerta Negra
Xian-Di
observó desde el puente de mando de la nave cósmica a la estrella del sistema,
esta se tornaba cada vez más grande, la enana roja se estaba volviendo
inestable. Y no había sido un factor natural, los enemigos habían provocado esa
tragedia ya que ellos no necesitaban de planetas para subsistir. La anomalía
había causado un cambio en el comportamiento del astro que provocaría un
holocausto sin precedentes, los días de aquella gallarda civilización estaban
contados. Xian debía llevar a cabo su osado plan o no habría futuro para los
datenieres.
La nave cruzó las estaciones orbitales de defensa y los inmensos cañones cuánticos de la flota estelar. Daten era un mundo gigantesco, no estaba siempre con la misma cara hacia el sol, como suele suceder en los orbes de los sistemas con enanas rojas, las corrientes de aire lo habían desanclado y el mundo tenía una rotación lenta. Un día podía durar meses.
La fragata
desplegó sus patas en la plataforma de la ciudad-selva capital. Las torres de
ámbar, que llegaban a una altura de varias decenas de kilómetros, estaban
empotradas entre las frondosas selvas rojas que habían sido las nativas de su
tribu. La belleza del lugar era proverbial.
Varios
sacerdotes se acercaron al verlo descender, llevaban largos mantos de vivos
colores, la piel era prácticamente negra y tenían ojos rojos para ver en
ultravioleta. Sus cuerpos eran humanoides, no superaban
el metro setenta y tenían seis
dedos en cada extremidad. Xian se les parecía mucho, también era un datenieres.
Saludó con una reverencia a los líderes de su comunidad.
—¿Has podido viajar a la Puerta Negra? ¿Es posible?
—pronunció el más anciano sin siquiera mediar saludo. La ansiedad llegaba día a
día a picos más altos.
—No es una tarea fácil. Es posible, hay riesgos
enormes a cada paso. Mi amada Garadia ya ha partido, ella tenía fe ciega en
nuestros descubrimientos. Es probable que nos estén esperando nuestros
enemigos.
—Es obvio. Entonces partiremos a la brevedad, tú
irás en la vanguardia. Te confiamos el destino de nuestra raza. —En ese
instante se acercaron decenas de perrosplanta, un tipo de animal doméstico que
era un vegetal móvil con inteligencia. Xian se sintió apenado, solo la raza
dominante viajaría. No iban a forzar la puerta. Ahí quedaría toda la fauna, los
templos, las ciudades, todo lo que habían creado durante eones sería tragado
por las llamaradas de fuego y reducido a cenizas que se moverían por el cosmos.
Meses después se encontraban los
supervivientes de la brutal guerra estelar en las gigantescas naves coloniales,
no sabían plegar el espacio, llegar al planeta de destino solo era posible con
la Puerta Negra, un agujero en el tejido del espacio tiempo que había sido
descubierto hace varias décadas. Ahora, sabían su secreto...
El viaje fue de dos décadas. Difíciles,
donde muchos quedaron por el camino, sabiendo que el único destino posible era
morir en la soledad de la oscuridad. No había posibilidad en las otras colonias
de vivir con sobrepoblación. La huida se había dado con lo justo, los
procesadores de alimento estaban al máximo y hasta se dudaba de su eficacia
prolongada. Los repuestos también eran escasos, había que mantener a la
perfección los mecanismos o todo podía terminar en desastre.
Xian contemplaba aquella masa
extraña y luminosa que llenaba el vidrio delantero. Solo faltaban unas horas
para que terminara su periplo, entonces aparecieron ellos. La guerra también
los había dejado al borde de la extinción, el enemigo eran los Deyeni, una raza
de origen vegetal-animal que vivía en un sistema cercano a Daten. Las dos
especies jamás se habían entendido, sus sistemas económicos y políticos
diferían, sus filosofías metafísicas era incomparables. Así, poco a poco, nació
una enemistad que hasta se había olvidado parcialmente con la matanza
organizada por los planetas y lunas. Los datenieres habían aniquilado sus
hábitats en los asteroides y ellos se habían vengado, modificando la estrella
de forma irreversible usando las nano-células de combate, el arma definitiva
del enemigo.
Los Deyeni se habían adaptado por
siglos a vivir parcialmente expuestos al espacio, por eso sus naves eran
pequeñas y ágiles, atacaron como un enjambre embravecido de insectos a las
rechonchas colonias de los habitantes de la superficie. Dos de estas explotaron,
iluminaron con fogonazos nucleares el negro paño estrellado y aterciopelado de
la inmensidad.
Acto seguido comenzaron a volar los misiles guiados
por inteligencias artificiales y el ballet mortal de invisibles rayos láser que
eran solo observables en los tanques
holográficos de los puentes de mando o en los
visores de los pilotos de guerra.
Xian ordenó que desplegaran a los cazas, cada piloto sabía
que eran escasas las posibilidades de poder volver a los hangares antes que se
adentraran en la puerta. La batalla fue brutal y rápida. Las naves coloniales
eran aniquiladas, una tras una. Parecía que todo estaba perdido. Pero el
enemigo también sufría bajas irreversibles, se estaba condenando a sí mismo a
la extinción con tal de terminar con aquel éxodo.
—i Señor! No podemos seguir presentando batalla — le gritó
a Xian uno de los encargados de la misión.
—¡Nos vamos! A toda potencia hacia la puerta. No hay más nada que podamos hacer aquí. ¡Conecten toda la energía de los motores!
Así fue como la nave colonial dejó
atrás la batalla. Los últimos de los seres planta terminaron con las
últimas defensas de los datenieres. ¡Solo quedaban ahora los hombres de Xian! ¡Eran
los últimos sobrevivientes de la guerra! Sin pensarlo más se zambulleron en
aquella luminosidad de negro interior. Fue como si el tiempo se detuviera, se
sintieron arrancados de sus cuerpos. Dolió más que la muerte y duró más que una
existencia.
Nueve meses duró la estadía
de Xian en aquel útero, varios meses antes del parto cobró consciencia de sí
mismo. Ahora solo quedaba esperar. El nacimiento no fue fácil, enseguida su
madre humana lo colocó en el pecho y tomó extasiado. Ahora podrían descansar.
el metro setenta y tenían seis
dedos en cada extremidad. Xian se les parecía mucho, también era un datenieres.
Saludó con una reverencia a los líderes de su comunidad.
—¿Has podido viajar a la Puerta Negra? ¿Es posible?
—pronunció el más anciano sin siquiera mediar saludo. La ansiedad llegaba día a
día a picos más altos.
—No es una tarea fácil. Es posible, hay riesgos
enormes a cada paso. Mi amada Garadia ya ha partido, ella tenía fe ciega en
nuestros descubrimientos. Es probable que nos estén esperando nuestros
enemigos.
—Es obvio. Entonces
partiremos a la brevedad, tú irás en la vanguardia. Te confiamos el destino
de nuestra raza. —En ese instante se acercaron decenas de perrosplanta, un tipo
de animal doméstico que era un vegetal móvil con inteligencia. Xian se sintió
apenado, solo la raza dominante viajaría. No iban a forzar la puerta. Ahí
quedaría toda la fauna, los templos, las ciudades, todo lo que habían creado
durante eones sería tragado por las llamaradas de fuego y reducido a cenizas
que se moverían por el cosmos.
Meses después se encontraban
los supervivientes de la brutal guerra estelar en las gigantescas naves
coloniales, no sabían plegar el espacio, llegar al planeta de destino solo era
posible con la Puerta Negra, un agujero en el tejido del espacio tiempo que
había sido descubierto hace varias décadas. Ahora, sabían su secreto...
Propuesta
1) ¿A qué género
de texto pertenece este fragmento? Fundamenta.
2) Resume con
tus palabras sobre qué trata, nada de IA ni consulta con la compañera.
3) Continúa
el relato con un texto que no supere los tres párrafos, mantén coherencia y
estilo.
4) Analiza gramaticalmente los dos enunciados
subrayados.
Es escrito lo entregan en formato papel el miércoles 12/11.
El resultado se los entrego el viernes 14.