domingo, 26 de junio de 2022

Modos verbales

 

Modos verbales

Modo del verbo conjugado

Como ya vimos en la entrada sobre verbo conjugado, éste aporta cuatro informaciones que lo distinguen del resto de las palabras:
Persona
Número
Tiempo
- Modo


Los verbos nos informan de la actitud de hablante ante lo que dice. Esa actitud se manifiesta en el modo en que está la forma verbal. 

Observa este video para comprender más este concepto:



domingo, 12 de junio de 2022

Carta de Lucy Westerna a Mina Murray

                                                             Miércoles, calle Chatam, 17...


    Queridísima Mina:

                                  La verdad es que tus reproches no tienen fundamento; te he escrito dos veces desde que nos separamos, y tu última carta solo es la segunda que me envías. Además, no tengo ninguna novedad que contarte... de veras, nada que te pueda interesar. Salimos mucho, bien para visitar exposiciones de cuadros, bien para pasear a pie o a caballo por el parque.

                                  Respecto al joven guapo de cabello rizado, supongo que aludes al que me acompañó al último concierto. Sí, creo que han corrido ciertos rumores...Se trata del señor Holmwood. Nos visita a menudo, y mi mamá y él congenian mucho, y parecen interesarse por las mismas cosas. ¡Ah!, últimamente hemos conocido a alguien que vendría sensacional si no fuera que estás prometida de Jonathan. ¡Se trata de un partido excelente! Un joven guapo de veintinueve años y ya es director de un manicomio muy importante. Me lo presentó el otro día el señor Holmwood, y ese doctor también suele visitarnos a menudo. Creo que es el hombre más firme, más resuelto que conozco y, al mismo tiempo, el más sereno. Su carácter es imperturbable. Me imagino el extraño poder que debe ejercer sobre sus enfermos. Siempre te mira fijamente a los ojos, como si quisiera leer los pensamientos de una. Conmigo suele obrar de esa forma, aunque me ufano de poderte asegurar que todavía no ha logrado su objetivo. Me basta con mirarme en el espejo. ¿Has intentado alguna vez leer en tu propio rostro? Yo lo he hecho y te aseguro que no se pierde el tiempo, aunque es mucho más difícil de lo que la gente cree. Este médico afirma que yo soy para él un caso psicológico bastante curioso y, humildemente, pienso que tiene razón. ¡Oh, la psicología...! Como sabes, no estoy lo bastante interesada por la ropa como para poder describir la moda actual. La ropa es una lata. Es una expresión del argot, pero na hagas caso, Arthur lo dice todo el tiempo.

            Y estas son todas mis noticias. Mina, desde niñas, siempre nos hemos confiado todo nuestros secretos, hemos dormido juntas, comido juntas, reído y llorado juntas... y ahora que estoy hablando contigo, quisiera seguir haciéndolo más aún. ¡Oh!, Mina, ¿no lo has adivinado? ¡Le amo! ¡Le amo! ¡Oh, sí!, escribirlo me desahoga. Qué pena no estar a tu lado, querida, junto a la chimenea, como solíamos hacer... De este modo, hablaríamos incesantemente de este amor y procuraría hacerte comprender lo que siento. ¡Oh!, no sé cómo me animo a escribir estas confidencias, ni siquiera a ti. Temo dejar de escribir, pues tal vez acabe por romper esta carta y por otro lado, desearía seguir escribiendo para contarte todo lo que experimento dentro de mí. Contéstame inmediatamente, y dime con franqueza lo que piensas. ¡Oh! Mina, es preciso que concluya. Buenas noches. Reza por mí y por mi felicidad.

                                                                                                                                Lucy

P.D.: No es necesario que te diga que se trata de un secreto, ¿verdad? Otra vez, buenas noches, Lucy.

Carta de Mina Murray a Lucy Westerna

                                                                            Londres, 9 de mayo

Queridísima Lucy:

                    Perdona ante todo, mi largo silencio, aunque es la explicación bien sencilla: me he visto abrumada de trabajo. La vida de una maestra no siempre es cómoda. Anhelo estar a tu lado, al borde del mar, para charlar como siempre y construir nuestros castillos en el aire. Sí, he trabajado mucho, pues quiero poder colaborar con Jonathan. Estudio taquigrafía asiduamente; de esta forma, cuando nos hayamos casado, podré ayudarle tomando sus notas en taquigrafía, y pasarlas a máquina, ya que también he aprendido a escribir con este nuevo sistema... en el que paso horas enteras. En ocasiones, escribimos nuestra correspondencia en taquigrafía, y sé que, estando de viaje, él lleva un diario taquigráfico. Cuando esté en tu casa, haré lo mismo; empezaré un diario, y escribiré para mí. Tal vez un día se lo enseñe a Jonathan, si hay algún párrafo que merezca la pena, pero para mí será ante todo como un cuaderno de ejercicios. Me gustaría hacer lo mismo que las mujeres que se dedican al periodismo: hacer entrevistas, redactar descripciones y tratar de recordar conversaciones. Dicen que con un poco de práctica es fácil recordar lo que se ha escuchado y visto a lo largo del día. En fin, ya veremos... Cuando nos veamos te contaré todos mis proyectos. Precisamente, acabo de recibir una carta de Jonathan, que sigue en Transilvania. Se encuentra muy bien y regresará aproximadamente dentro de una semana. Ardo en deseos de oír el relato de su viaje. ¡Debe de ser maravilloso ver tantos países! Me pregunto si llegará el día en que podamos -me refiero a Jonathan y a mí- viajar allí juntos.

              Dan las diez. ¡Hasta la vista!

              Afectuosamente tuya, 

                                                                                    Mina

P.D.: Cuando me escribas, cuéntamelo todo. Hace mucho tiempo que no me cuentas nada. Hasta mí han llegado ciertos rumores... Se habla de un joven muy guapo, de cabellos rizados...

domingo, 5 de junio de 2022

Carta o Epístola

 

Carta o epístola de Juan Zorrilla de San Martín a su hijo José Luis.

                                                     Montevideo, 20 de mayo de 1914


Mi querido José Luis:

                               Llegaron ayer las dos cartas suyas, una para Elvira y otra -por fin- para mí. El correo anda como la mona. Ya se regularizará y acaso aparezcan las cartas que por lo visto has mandado y se han perdido. Mucho me ha interesado tu impresión de París y la calle Lubeck donde vives.

                                ¿Conque has sufrido un desencanto con el gran Rodin? No me sorprende. Los sufrirás y mayores de los que puedas imaginar. Pero son desencantos  educativos. Eso es todo: ver las realidades a través de las apariencias: evitar la poudre aux deux, los prestigios clamorosos.

                              Por esta santa casa, la procesión sigue su curso, mi ruda labor de Punta Carretas me impidió, efectivamente, tener el gusto de recibir el otro día a Bimba; pero he encargado a Elvira que la invite en mi nombre a comer uno de estos días con nosotros. No faltará, por cierto, ni el fiambrecito ni las bananas clásicas con que se obsequia a las personas que nos son queridas en este hogar.

                            Y nada más por ahora, pues mi principal objeto ha sido, al escribirte cuatro letras, el no contar con las promesas de tus activos hermanos. Recibe, pues, por mi intermedio, el abrazo de ellos. Y muy especialmente el muy cariñoso de 

                                                                     Tu padre


                                   A mí me aplauden. Las historias que China no contó. Diego Fischer.