jueves, 14 de marzo de 2024
domingo, 10 de marzo de 2024
Actividad 8os. Módulo introductorio
Actividades Módulo introductorio 9os.
sábado, 9 de marzo de 2024
Shamsia Hassani, la artista callejera afgana que se volvió viral pero no se sabe dónde está
lunes, 4 de marzo de 2024
Fábula Los dos lobos 8os años. Módulo introductorio
Los dos lobos que luchan, una leyenda india sobre el bien y el mal
domingo, 3 de marzo de 2024
Viralata. Variedades lingüísticas.
1
Mi historia impieza el día que la maestra nos enseñó el árbol de la familia de unos reye. En el pizarrón, dibujó los rey, despos los padre del rey y de la reina, los avo, y así siguió enllenando el pasado con gajos que se iban para atrás, que terminaban cerca de Dios. En el final de la clase, mandó que nosotro hiciera de deber, el árbol de nuestra familia.
Cuando yo pedí para mi madre que me ayudara completar el árbol con el nombre de los familiar, ella me miró raro y me disse que despós. Al rato, yo volví a perdir y ella que ahor no porque istaba haciendo cualquier bobada. Intonce, yo intendí y inventé mi árbol parecido al de los reye.
Para la maestra que corrigió mis deber, yo venía de un álamo completo y firme, que protegía los hueso de mi casa.
11
/Mi madre borró el pasado de su boca. "Hijo, no me hagas hablar desas cosas que a mí no me gusta. El pasado quedó atrás, ya me esquecí" Yo conocí algo de ella por mi tío y por la Mama. Historia de árbol contada por otros árbol.
En la cáscara de mi madre yo descubrí el sufrimiento de cuando ella era una plantita y ya había un padre fedendo alcohol, con los puño de púa, golpeando todo lo que cruzaba em diante. Para una florcita debe ser difícil dar color, teniendo que esquivar las patada del padre y descubrir que la madre se secó, soñando con otros hombre como si fueran más importante que su semilla.
La tela de mi madre siempre eran del día que ella las estaba cortando. Sus ojo no miraban para atrás. Para ella, tela anochecida era tela muerta.
Siempre esperé el día en que mi madre contara toda mi historia. Explicarme cómo fui semilla, en qué tierra nací, cuántas vez me plantaron y si alguna vez llegué a dar flor...
Pero mi madre nunca llegó a coser todos los retazo de mi histora porque ellos la arrancaron de raíz y la atiraron en una cama del hospital. Yo vi mi madre murcharse día tras día, se quejando de dolor de cabeza y vi los médico de Artiga desaparecer y no traer ni un vaso de agua para regar mi madre.
Tierra dura esta. Dureza de no dejar que el pie raye tiempo en el piso de fierro. Por más que uno se agache estirando los ojo, nunca encontra los día. Semo viralata. Olfateamos buscando saber aonde estamo, perseguindo el rastro para memorizar de onde venimo, pero siempre el tacuaral se adueña del patio, la ventolera lambe el suelo y enllena las alma de tierra.
En Artiga, nadies sabe qué es.
12
/Cuando mi madre murió, los parientes se juntaron para repartir las cosa. Lo que quedaba de ella, se fuen en los pie de una, en el bolso de otro, esparramándose en Artiga. La Marisa se llevó la bota. La Bea se quedó con las campera y los buzo. Mi abuela se llevó los cierre que mi madre no ía pegar y las tela que no iba coser. Un anillo de piedra se fue en los dedo de una tía.
Yo salí a caminar por el barrio. No quería ver aquella descascaración. No es que yo estuviera en contra o que mis pariente esivessem mal. En realidad, ellos me istaban ayudando aprender a vivir con el vacío...
Mientras caminaba, me acordé de la vez que murió el vecino Taveira. Pobre viuda. Los hijo nunca ivan verlo, ni en las fiesta. Él se ía todas las tarde a tomar mate con nosotro y ahí quedaba, sentado en la vereda, hasta que oscurecía. Despós, volvía para su casa a escuchar la quiniela. Cuando se enfermó no pudo salir más, yo le hacía los mandado. todo los día le llevaba el surtido para la casa y le compraba los medicamento. Nunca apareció naide.
Yo vi los hijo, al otro día del entierro del vecino Taveira. Llegaron todos juntos para repartirse las cosa. Uno salió con la telivisión en los hombo, otro paró un camión y cargó la heladera.
Después, vendieron la casa. Pusieron todo lo que no servía en un bolsa y atiram en la vereda para que se la llevara el basurero. La vida del vecino entraba en tres bolsas de alpillera. ...
Viralata. Fabián Severo. Editorial Estuario, 2015.
sábado, 2 de marzo de 2024
La fundación de Montevideo. Módulo introductorio 9o. año
Revista Montevideo visto por los viajeros. Aníbal Barrios Pintos
Usos y COSTUMBRES DE LOS HABITANTES. SU CULTURA John Mawe, que dedicara su vida al estudio de las ciencias naturales, especialmente de la mineralogía, llegó a Montevideo en viaje de negocios en junio de 1805. Suponiéndolo espía, las autoridades españolas lo confinaron en una estancia del departamento de Lavalleja. Mawe, que cultivó amistad con el naturalista Pbro. Dámaso Antonio Larrañaga, fue liberado durante la invasión inglesa y acompañó la expedición de Whitelocke a Buenos Aires en 1807. Dice el autor, mencionando algunos de los rasgos más característicos de los criollos: "Son humanos y bien dispuestos, cuando no actúan movidos por los prejuicios políticos o religiosos. Sus hábitos de vida son muy parecidos a los de sus hermanos de la vieja España y parecen de la misma notable unión de dos cualidades opuestas pero no incompatibles, la indolencia y la templanza. Las damas son generalmente afables y atentas, sumamente aficionadas a ataviarse, muy limpias y aseadas en sus personas. Adoptan en el hogar vestimentas inglesas pero cuando salen visten de negro, siempre cubiertas de un largo velo o mantilla. Cuando van a misa invariablemente lo hacen con vestidos de seda negra, ribeteados. Deleitan con su conversación, que se distingue por su vivacidad, y son muy corteses con los extranjeros."
Amables recuerdos tiene para una de las mujeres montevideanas -Maria de Parides- un soldado del Regimiento 719 de Glasgow, quien después de la toma de la ciudad permanece en ésta durante siete meses. Precisamente en casa de dicha joven viuda -cuyo esposo fue muerto en el primer ataque a la plaza- y de su anciano padre, fue alojado este autor anónimo cuyo libro fue reeditado en el mismo año de su primera impresión: 1819. "Era de talla pequeña pero de elegante aspecto. Era muy morena, como las demás mujeres del país; sus brillantes ojos eran negros como el azabache y sus dientes blancos y parejos. Cuando se engalanaba llevaba su propio pelo -que era muy largo y de un negro lustroso-- en trenzas que le caían a lo largo de la espalda, a la usanza del país. Su traje era sumamente sencillo: un negro velo cubría su cabeza y su mantilla se anudaba, de la manera más graciosa, debajo del mentón. Así era el atavío general de todas las mujeres: la única diferencia consistía en el color de sus mantillas y de su calzado..." Muy intensos deben de haber sido los sentimientos que le inspirara Maria de Parides, o quizá Paredes, a este soldado inglés, pues es el único viajero en todo el siglo XIX que desestima, como ya dijimos, la reconocida belleza de las demás representantes del sexo femenino: "Las mujeres nativas era las menos graciosas que jamás hubiera yo contemplado. Tienen anchas narices, labios gruesos, y son de muy pequeña estatura. Su cabello, que es largo, negro y áspero al tacto, lo llevan rizado y levantado sobre la frente de' la manera más horrible, mientras cae por detrás de sus espaldas hasta más abajo de la cintura. Cuando se engalanan, entrelazan en él plumas y flores y se pasean en la plena ostentación de su fealdad." Agrega que su pollera era corta y angosta, permitiendo ver bien los tobillos; sólo un abanico protege sus rostros de los ardores del sol; nunca salen sin ir acompañadas por sus esclavas, y cuando van a misa, éstas llevan el libro y una alfombrita para que su señora se arrodille, pues no hay asientos en la iglesia". "